Esta Europa, sí. El último Consejo Europeo ha sido histórico. Las medidas adoptadas, que dan vida a una incipiente unión fiscal de facto, hermana gemela de la unión monetaria introducida en Maastricht, nos permiten afirmar (con alegría) que hemos cambiado de paradigma. Por primera vez desde la crisis constitucional del 2005, las conquistas históricas podrían erigir una nueva Europa, pero para lograrlo conviene que no nos engañemos en exceso.

Es inverosímil proponer lo mismo de siempre y pretender que los ciudadanos lo sientan diferente. La propuesta del Consejo Europeo de nominar a la conservadora alemana Ursula von der Leyen como próxima presidenta de la Comisión es sin duda legal, pero lanza un mensaje nocivo al electorado europeo, dando argumentos a los que caricaturizan las instituciones europeas como el cortijo de una élite despegada de los ciudadanos.