Esta Europa, sí. El último Consejo Europeo ha sido histórico. Las medidas adoptadas, que dan vida a una incipiente unión fiscal de facto, hermana gemela de la unión monetaria introducida en Maastricht, nos permiten afirmar (con alegría) que hemos cambiado de paradigma. Por primera vez desde la crisis constitucional del 2005, las conquistas históricas podrían erigir una nueva Europa, pero para lograrlo conviene que no nos engañemos en exceso.
El Consejo Europeo de esta semana marca un hito importante en el proceso de integración europea. Desde Madrid nos llega esta reflexión de Rogelio Pérez Bustamante, Catedrático Jean Monnet ad personam, y de Julio Guinea Bonillo, profesor de Derecho Europeo en la Universidad Europea de Madrid.
Existe un europeísmo benigno y eso es lo que celebramos. Por todo lo vivido juntos estos últimos setenta años y por todo lo que quedaría por vivir en prosperidad compartida si cambiáramos el enfoque antes de que el hundimiento de la Unión fuese irreversible. Lejos de mensajes vacíos, hoy recordamos que Italia, Francia, Alemania y los Países Bajos se acercan al abismo de manera acuciante. Y no siempre por razones erróneas.
En forma de documento epistolar, Julio Guinea Bonillo, profesor de historia y de Unión Europea en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, comparte con nosotros sus reflexiones sobre el mundo que está por llegar tras la crisis desatada por el coronavirus.
Estas líneas son un grito a la acción en tiempos del coronavirus, para que los europeos nos unamos contra los egoísmos nacionales. Desde Alemania llega esta carta de Clarissa Göbel, responsable de asuntos sociales, laborales y sanitarios del gobierno del Estado federal alemán de Renania-Palatinado.
No hizo falta el Brexit. En el último Consejo Europeo bastó con el rechazo a la apertura de las negociaciones de adhesión a Macedonia del Norte y a Albania.
Es inverosímil proponer lo mismo de siempre y pretender que los ciudadanos lo sientan diferente. La propuesta del Consejo Europeo de nominar a la conservadora alemana Ursula von der Leyen como próxima presidenta de la Comisión es sin duda legal, pero lanza un mensaje nocivo al electorado europeo, dando argumentos a los que caricaturizan las instituciones europeas como el cortijo de una élite despegada de los ciudadanos.
El Parlamento Europeo está ante una decisión histórica que podría situarlo en la cúspide del entramado institucional o relegarlo a la sombra del Consejo Europeo. Desde un punto de vista institucional, estamos ante uno de los momentos más fascinantes de la historia de la integración europea.
Al derrotar al corporativismo político de la posguerra, el escrutinio del domingo ha creado una situación inédita. Por primera vez los votantes europeos han elegido a partidos que situaban Europa en el corazón de su proyecto político y que pedían un Estado europeo de pleno derecho, explican los geógrafos Sylvain Kahn y Jacques Lévy.
Votemos hoy por quienes nos ofrecen esperanza en lugar de odio, por los que suman y no dividen. Si hay una Europa que valga la pena, es aquella que construya un futuro donde quepamos todos, en el que haya oportunidades de prosperidad individual y colectiva.