Existe un europeísmo benigno y eso es lo que celebramos. Por todo lo vivido juntos estos últimos setenta años y por todo lo que quedaría por vivir en prosperidad compartida si cambiáramos el enfoque antes de que el hundimiento de la Unión fuese irreversible. Lejos de mensajes vacíos, hoy recordamos que Italia, Francia, Alemania y los Países Bajos se acercan al abismo de manera acuciante. Y no siempre por razones erróneas.

Es inverosímil proponer lo mismo de siempre y pretender que los ciudadanos lo sientan diferente. La propuesta del Consejo Europeo de nominar a la conservadora alemana Ursula von der Leyen como próxima presidenta de la Comisión es sin duda legal, pero lanza un mensaje nocivo al electorado europeo, dando argumentos a los que caricaturizan las instituciones europeas como el cortijo de una élite despegada de los ciudadanos.

Los problemas dentro y fuera de Europa continúan acumulándose. Puesto que nuestros políticos se obstinan en no aportar soluciones al Brexit, a la cuestión migratoria o a la mejora de la unión monetaria, ¿no habría llegado el momento de encerrarlos en una sala hasta que alcanzasen un acuerdo? LA MIRADA EUROPEA tiene el lujo de presentar el análisis de Jorge Valero, periodista económico en EURACTIV y corresponsal en Bruselas para elEconomista.es.

A las puertas del Consejo Europeo del 28 y 29 de junio, LA MIRADA EUROPEA propone un recorrido por algunos países europeos para descubrir cómo están los ánimos y tomarle el pulso al continente. La serie, de tres artículos, será publicada en su integridad a lo largo de los próximos días. En este primer apunte, miramos hacia el este.