Ex director ejecutivo del Fondo Monetario International (FMI) y execonomista en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Pier Carlo Padoan, el actual ministro de economía y finanzas de Italia presentó en Sciences Po en marzo las principales líneas de su propuesta para Europa. El documento, de nombre A Shared European Policy Strategy for Growth, Jobs and Stability, pretende relanzar el debate europeo sobre las reformas «entre urgentes y muy urgentes» necesarias para reavivar el apoyo ciudadano al proyecto común. Italia retoma así su papel histórico de facilitadora del consenso y de motor en el proceso de integración europea. Padoan partía de una constatación: hoy los ciudadanos perciben Europa más como un problema que como una solución, algo que podría cambiar, constataba, si los políticos fuesen capaces de mostrarles a los ciudadanos, como ya ocurrió antaño, el valor añadido que supone formar parte de la Unión.
Rafael Guillermo LÓPEZ JUÁREZ
No se equivocaba el prestigioso ministro italiano cuando aducía que se imponía la necesidad de una estrategia integral europea que permitiese abordar no solo los bajos niveles de inversión y de crecimiento y la débil creación de empleo sino también la amenaza de deflación, la conminación terrorista y la crisis de los refugiados. Padoan recordó que es en la adversidad donde Europa a lo largo de su corta historia ha sabido construirse, una fórmula que, se temía, quizá ya no habría funcionado, como esta misma semana declaraba a POLITICO Mario Monti, el ex primer ministro italiano. A pesar de todo, decía Padoan, él era optimista, a condición de que los políticos movieran ficha pronto.
TRES PRINCIPIOS PARA GUIAR LA UNIÓN
Europa es rica en los recursos que construirán el progreso científico y económico en el futuro, pero nada es posible sin el elemento que las moviliza: la confianza. Confianza de los ciudadanos en el proyecto y confianza de los dirigentes del continente entre ellos. Si faltase un liderazgo nítido habría que buscarlo, declaraba; y si bien es cierto que la UE ha experimentado una crisis excepcionalmente grave, persistente y de fuerte intensidad, esto no debe utilizarse como excusa para no resolver la «fragilidad sistémica» de que es víctima el entramado europeo, apuntaba Padoan. Tres principios son primordiales para calibrar un nuevo enfoque:
- A Europa le urge aprovechar todo el potencial de los elementos institucionales y legales de que ya dispone actualmente. Debe emplearse hasta el último recurso; menos no bastará.
- Se ha de garantizar de manera cristalina una división clara entre las tareas de los gobiernos nacionales y las de las instituciones europeas teniendo en cuenta la eficacia de las medidas de cada uno según los asuntos dirimidos.
- Los políticos deben trabajar día y noche para recuperar la confianza perdida entre los países que conforman la Unión y entre sus líderes. Este es el ingrediente clave, sin el cual Europa se desintegrará. «Es una cuestión delicada», reconocía el ministro, «pero capital».
UNA ESTRATEGIA QUE COMBINA POSTURAS
Según Pier Carlo Padoan, la Unión Económica y Monetaria (UEM) debería tener como principal objetivo aumentar su propio potencial de crecimiento al tiempo que mejora el dinamismo de los mercados nacionales por medio de una mejor repartición del factor riesgo. Sus proposiciones, que él mismo denominó «entre urgentes y muy urgentes», incluyen medidas para el corto y el medio plazo.
El nuevo Consejo fiscal europeo debe propugnar un análisis verdaderamente paneuropeo formulando recomendaciones fiscales para el conjunto de la eurozona.
Crecimiento y consolidación de las finanzas públicas. El ministro reconoció los esfuerzos realizados por la Comisión para flexibilizar el cumplimiento del Pacto de Crecimiento y de Estabilidad y dio la bienvenida a los estudios prospectivos anuales sobre el crecimiento, de reciente creación, que tienen por objeto relanzar la inversión a la vez que permiten profundizar en las reformas estructurales y promover la responsabilidad fiscal (esto es, la reducción de los déficits). Como ejemplo, Padoan defendió el caso italiano: la flexibilidad no ha sido nunca una excusa para la irresponsabilidad fiscal, sino una manera de generar nuevas oportunidades para todos, gracias al crecimiento económico y a la creación de empleo. En su opinión, las inversiones, unidas a las reformas, favorecerían un crecimiento económico sostenido a medio plazo que contribuiría a la consolidación definitiva de las finanzas públicas.
Política fiscal europea. «La mejor manera de mantener la deuda en una senda sostenible es restaurar el crecimiento y el empleo». Según Padoan, sería necesaria una mayor simetría en el ajuste macroeconómico: al igual que los déficits, los superávits exacerbados hoy tienen un impacto negativo en el funcionamiento global de la zona euro. El ministro propuso así que se aprovechara la conformación del nuevo Consejo fiscal europeo, iniciativa de la Comisión, para que este propugnase un análisis verdaderamente paneuropeo y formulase recomendaciones fiscales para el conjunto de la eurozona, que pudiesen ir más allá de la mera suma de rendimientos nacionales. Del mismo modo, es urgente, alegó el ministro, que las reglas fiscales sepan adaptarse al siempre cambiante contexto económico para mejorar la competitividad de la zona euro.
Reformas estructurales e inversiones. Las reformas estructurales deberían favorecer el reequilibrio entre los países con déficit y aquellos con superávit, de forma que se abriesen nuevas oportunidades para la inversión, explicaba Padoan. La inversión es importante porque sostiene la demanda a corto plazo y favorece la oferta y la capacidad económica a medio plazo; sin embargo, no hemos vuelto, a diferencia de Estados Unidos, a los niveles previos a la crisis ya que todavía tenemos un sector privado que teme arriesgarse. El ministro dio la bienvenida al Plan Juncker de inversión pública a nivel europeo y al Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) pero consideró apremiante que se comenzara a fomentar lo que él convino en llamar «bienes comunes europeos», es decir, todo aquello que por definición permite el crecimiento de la zona euro en su conjunto y que, por ello, debería contar con una financiación europea sin ambages. Ejemplos son las redes europeas de transporte o la Unión de la Energía, así como bienes intangibles como la investigación, la innovación y el conocimiento, áreas de las que dependeremos para crecer y en las que Europa tiene la oportunidad de ser líder pronto, si la sabe aprovechar, espetó.
Parece inaplazable la aplicación de un mecanismo que incentive a los países de la zona euro a poner en marcha las reformas estructurales que les permitirían crear empleo y a la vez mitigar los devastadores efectos de los choques cíclicos.
UNA UNIÓN BANCARIA COMPLETA
La Unión Bancaria aún no se ha concluido y necesitaría que se le confiriesen nuevos instrumentos para que esta pudiese poner fin a las crisis sistémicas. Según el ministro italiano, si el objetivo fuese favorecer la estabilidad financiera sería esencial avanzar en la senda de la repartición del riesgo. A este respecto, Padoan propuso la creación de un sistema de garantía de depósitos. Con todo, no bastaría con compartir los riesgos: habría que reducirlos. Para ello, es urgente apostar por la reactivación del crédito y del crecimiento. En este sentido, la ya prevista Unión de los Mercados de Capitales permitirá, una vez finalizada, la diversificación de las fuentes de financiación para las pequeñas y medianas empresas y contribuirá a una mayor adaptación a los choques de que es víctima la eurozona, de tal forma que la Unión Económica y Monetaria pueda convertirse en un bloque robusto y resistente.
UN MERCADO LABORAL MÁS EUROPEO
Parece inaplazable la puesta en marcha de un mecanismo que incentive a los países de la zona euro a poner en marcha las reformas estructurales que les permitirían crear empleo y a la vez mitigar los devastadores efectos de los choques cíclicos. Dicho mecanismo, que tendría la forma de una prestación por desempleo europea, sostuvo Padoan, pondría en contacto directo a las instituciones europeas y a los ciudadanos. Sin embargo, para que pudiese ser aceptada por los países más reticentes habría de contar con dos salvedades: primero, habría de estar bajo el control exclusivo de las autoridades comunitarias y, segundo, no podría utilizarse jamás como un sistema de transferencias permanentes y unilaterales a algunos países. En opinión del ministro, este esquema beneficiaría a todos: a los que se ven afectados, porque limitaría el impacto negativo de los choques adversos a la vez que los incentivaría a reformar sus sistemas laborales; y a los países contribuyentes, porque podrían aprovecharse de un contexto macroeconómico más estable y próspero. Sería una señal más de la irreversibilidad del euro y tendría un impacto positivo en la confianza, lo que estimularía el crecimiento a medio plazo.
UN (SÚPER)MINISTRO DE ECONOMÍA EUROPEO
«No debemos crear cargos y luego darles una función; el caso del ministro de economía europeo es el contrario: lo necesitábamos antes y lo necesitamos ahora para que gestione la política fiscal y económica con la eficacia de una visión de conjunto». Si convenimos en afirmar que contamos, ahora y en el futuro, con bienes comunes europeos como son una política fiscal europea, los eurobonos que seguramente llegarán y la voluntad de mantener estable la macroeconomía de la zona euro, necesitaremos también que alguien sea capaz de movilizar inmediatamente los recursos públicos europeos para equilibrar las disfunciones, promover la convergencia y la prosperidad del conjunto de la Unión y limitar las crisis, defendió con vehemencia Pier Carlo Padoan. Ahora bien, puesto que dicho ministro tendría responsabilidades de carácter político y no técnico, habría de ser prioritario no solo que formase parte de la Comisión Europea, como ya ocurre con la alta representante para asuntos exteriores y la política de seguridad, sino sobre todo que estuviese sometido al control democrático del Parlamento Europeo.
Es posible ponerse en el centro de la corriente prevaleciente en Europa, sin asumir posiciones divergentes, al tiempo que se pueden desarrollar mejoras claras para superar las carencias y las incoherencias del sistema tal cual funciona hoy en día.
LA CRÍTICA DEL ISTITUTO AFFARI INTERNAZIONALI
Según Fabrizio Saccomanni, miembro del Istituto Affari Internazionali de Roma, banquero italiano y exministro de economía durante el Gobierno Letta, las propuestas de Pier Carlo Padoan tumban los argumentos de quienes argumentaban que Italia solicitaba siempre y solo flexibilidad, ya que demuestra que detrás de esas peticiones hay una verdadera estrategia económica coherente con las reglas y las obligaciones de los Tratados y de la normativa europea. La iniciativa del ejecutivo italiano, prosigue el think tank romano, pone de manifiesto cómo es posible ponerse en el centro de la corriente prevaleciente en Europa, sin asumir posiciones divergentes, al tiempo que se pueden desarrollar arreglos y mejoras claras para superar las carencias y las incoherencias del sistema tal cual funciona hoy en día.
El exministro también deja de manifiesto que si bien existe una crítica velada a la timidez con que la Comisión Europa ha desarrollado sus tareas en materia económica, en realidad no propone ningún cambio mayor en el Pacto de Estabilidad y de Crecimiento, para el que ni siquiera ha solicitado la inclusión del concepto de «flexibilidad» de forma explícita. Más bien al contrario, se inscribe en la línea oficial de la Comisión Juncker y pide sencillamente que se llegue más lejos sin dilaciones en lo que sería una estrategia de consenso, más que de confrontación directa.
Debemos ser honestos: cualquier proposición que se haga hoy en Europa deberá favorecer la recuperación de la confianza entre los socios europeos.
Concluye Saccomanni afirmando que la mayor virtud del documento es su defensa de que solo mediante la reforma de la financiación y de las instituciones de la UE podremos resolver también las crisis migratoria y de seguridad, ya que todas las soluciones a dichos retos tienen implicaciones económicas y de equilibrio presupuestario muy significativas, para las cuales solo la Unión Europea está preparada. Un sistema de gobierno reformado a escala europea es, por tanto, indispensable para evitar que los gobiernos nacionales incurran en violaciones sistemáticas de las reglas fiscales por las medidas individuales tomadas sin coordinación para hacer frente a tales emergencias. La credibilidad de la Unión estaría en juego. Ahora bien, afirma Saccomanni, ante la tentación de la parálisis, esa enfermedad crónica europea, conviene recordar que ya no hay más tiempo. Quedarse quieto no es ya una opción.
EL ELEMENTO FUNDAMENTAL: LA CONFIANZA
Claro que debemos ser honestos con nosotros mismos, admitía Padoan en Sciences Po: cualquier proposición que se haga hoy en Europa deberá favorecer la recuperación de la confianza entre los socios europeos. Este elemento capital brilla hoy por su ausencia y es imperioso luchar por recuperarla, proseguía el ministro. Europa es el camino no solo porque las soluciones a nivel continental son a menudo más eficaces, sino porque estamos condenados a entendernos. Ahora bien, ¿cómo reconstruirla?, se preguntaba Padoan: «respetando nuestros compromisos y contribuyendo, mediante el ejemplo, a la redefinición de los objetivos individuales y, sobre todo, colectivos».
Artículo redactado originalmente en francés para La Revue Civique
El documento de la proposición:
Una estrategia política europea conjunta para el crecimiento, el empleo y la estabilidad (22/02/16), propuesta del Gobierno italiano a la Comisión Europea sobre futuras reformas en Europa (en inglés).
Siga leyendo:
Italia y la reforma del sistema de gobierno europeo (marzo de 2016), Istituto Affari Internazionali, por Fabrizio SACCOMANNI (en italiano).
Instituciones y crecimiento en Europa (abril de 2016), Centre for European Policy Studies, por Klaus MASUCH, Edmund MOSHAMMER y Beatrice PIERLUIGI (en inglés).
Una propuesta para relanzar el marco fiscal europeo (marzo de 2016), Bruegel, por Grégory CLAEYS, Zsolt DARVAS y Álvaro LEANDRO (en inglés).
Europa en una encrucijada: ¿cómo alcanzar un sistema de gobierno económico eficaz para la zona euro? (marzo de 2016), discurso de François VILLEROY DE GALHAU, presidente del Banco de Francia, pronunciado en Bruegel (en inglés).