Esta Europa, sí. El último Consejo Europeo ha sido histórico. Las medidas adoptadas, que dan vida a una incipiente unión fiscal de facto, hermana gemela de la unión monetaria introducida en Maastricht, nos permiten afirmar (con alegría) que hemos cambiado de paradigma. Por primera vez desde la crisis constitucional del 2005, las conquistas históricas podrían erigir una nueva Europa, pero para lograrlo conviene que no nos engañemos en exceso.
Transferencias fiscales
En el actual modelo de desigualdad y de precarización, se acrecienta la crisis de desconfianza entre los ciudadanos y los políticos, cuya respuesta tiende a ser la parálisis. Con la llegada de las opciones políticas antidemocráticas, solo un elemento parece evidente: no tomar decisiones hoy es una pésima opción.
En este último itinerario por Europa, descubrimos cómo el sur, durante años acusado de poco fiable, se ha levantado y reclama recobrar el lugar que le corresponde en la UE. Si Italia atraviesa un momento de hartazgo generalizado, otros países como Portugal proponen no solo una nueva concepción de la política, sino también medidas de esperanza para un continente que ha confundido tecnocracia con austeridad.
En este segundo viaje por los rincones de Europa, vislumbramos por un lado la desazón del norte, cuya opinión pública desconfía de las intenciones de sus socios, y por otro la presión de Francia para que lleguen las ansiadas reformas mientras denuncia el perpetuo inmovilismo.
Segunda propuesta: aumentar el presupuesto europeo sin aumentar los impuestos de los ciudadanos. Se trataría de simples transferencias a un fondo común.
LA MIRADA EUROPEA propone, en formato académico, un análisis íntegramente económico sobre la pertinencia de proceder o no a la reestructuración de la deuda griega.
«Entre reformas urgentes y muy urgentes», Italia retoma su papel histórico de facilitadora del consenso y de motor constructivo en el proceso de integración europea.
Una encuesta de la fundación Friedrich Ebert demuestra que hay nuevos motivos para el optimismo, pero también para la desesperanza.