«La creación de Europa es una utopía democrática y bastante realista y realizable». Mario Vargas Llosa (2012)
Autor: Rafael Guillermo LÓPEZ JUÁREZ
Los socialdemócratas europeos están de vuelta, al menos en apariencia. Aquí desgranamos su manifiesto electoral, que recoge muchas propuestas defendidas por economistas de prestigio en los últimos años. ¿Se quedará todo en papel mojado?
Varios meses después de que el Partido Popular y el Partido Socialista europeos eligiesen, respectivamente, a Manfred Weber y a Frans Timmermans como candidatos a presidir la Comisión, los liberales han decidido presentar un «Equipo Europa» con siete miembros. El formato de por sí es inédito, pero lo que más ha gustado ha sido la presencia de Margrethe Vestager, la actual comisaria europea de competencia. ¿Estamos ante una posible Comisión presidida por una mujer?
Europa no es solo derecha o izquierda, progresismo o conservadurismo. La globalización y los avances tecnológicos, así como la emergencia de nuevos actores mundiales, nos obligan a tomar nuevos posicionamientos en este mundo en constante movimiento. Abordamos ahora los otros dos ejes de fractura política que marcarán el debate electoral europeo.
Es frecuente escuchar en Europa que la política ha superado la clásica división entre izquierda y derecha. Sin embargo, lo que se ha producido es una multiplicación de sus supuestos.
En el actual modelo de desigualdad y de precarización, se acrecienta la crisis de desconfianza entre los ciudadanos y los políticos, cuya respuesta tiende a ser la parálisis. Con la llegada de las opciones políticas antidemocráticas, solo un elemento parece evidente: no tomar decisiones hoy es una pésima opción.
«Siento que, más allá de la creación de una maquinaria internacional, lo importante es crear un ideal de paz en torno al reconocimiento de ciertos derechos democráticos fundamentales. Los europeos merecen que se les dé esperanza, no sin cierto nivel de fe y de idealismo». Seán MacBride (1948)
Varios eurodiputados y asociaciones civiles presentaron esta semana en el Parlamento Europeo la iniciativa Día de Europa, que persigue que el 9 de mayo sea festivo en toda Europa.
Era una cosa del resto de Europa, no de España. La extrema derecha ni estaba ni se la esperaba. Cuarenta años de dictadura nos habían hecho comprender que por ahí futuro no había. Y en realidad seguimos siendo la excepción.
Europa no cuenta con un líder que convenza. Un líder, a secas: alguien con fuelle, carisma y, sobre todo, empatía, reconocible por los ciudadanos para encabezar un proyecto que ilusione. ¿Lo encontraremos de aquí a mayo?