Europa no es solo derecha o izquierda, progresismo o conservadurismo. La globalización y los avances tecnológicos, así como la emergencia de nuevos actores mundiales, nos obligan a tomar nuevos posicionamientos en este mundo en constante movimiento. Abordamos ahora los otros dos ejes de fractura política que marcarán el debate electoral europeo.
Es frecuente escuchar en Europa que la política ha superado la clásica división entre izquierda y derecha. Sin embargo, lo que se ha producido es una multiplicación de sus supuestos.
Tras la manifestación de Ciudadanos, del Partido Popular y de Vox en la Plaza de Colón, proponemos la reflexión de Beatríz Ríos, periodista especializada en asuntos europeos en EURACTIV, El Mundo y Público.
En el actual modelo de desigualdad y de precarización, se acrecienta la crisis de desconfianza entre los ciudadanos y los políticos, cuya respuesta tiende a ser la parálisis. Con la llegada de las opciones políticas antidemocráticas, solo un elemento parece evidente: no tomar decisiones hoy es una pésima opción.
«Siento que, más allá de la creación de una maquinaria internacional, lo importante es crear un ideal de paz en torno al reconocimiento de ciertos derechos democráticos fundamentales. Los europeos merecen que se les dé esperanza, no sin cierto nivel de fe y de idealismo». Seán MacBride (1948)
Varios eurodiputados y asociaciones civiles presentaron esta semana en el Parlamento Europeo la iniciativa Día de Europa, que persigue que el 9 de mayo sea festivo en toda Europa.
Era una cosa del resto de Europa, no de España. La extrema derecha ni estaba ni se la esperaba. Cuarenta años de dictadura nos habían hecho comprender que por ahí futuro no había. Y en realidad seguimos siendo la excepción.
En el Índice de Percepción de la Corrupción 2017 de Transparencia Internacional, Europa del Este fue una de las regiones mundiales peor paradas, con una puntuación promedio comparable a la de Asia Central. Es muy fácil ver por qué: Bielorrusia, Serbia y Ucrania, pero también Estados miembros de la UE como Rumanía, Bulgaria y Croacia, son países en los que los niveles de percepción de la corrupción son muy altos. En este contexto, solo la Fiscalía Europea puede aportar una solución duradera.
Los problemas dentro y fuera de Europa continúan acumulándose. Puesto que nuestros políticos se obstinan en no aportar soluciones al Brexit, a la cuestión migratoria o a la mejora de la unión monetaria, ¿no habría llegado el momento de encerrarlos en una sala hasta que alcanzasen un acuerdo? LA MIRADA EUROPEA tiene el lujo de presentar el análisis de Jorge Valero, periodista económico en EURACTIV y corresponsal en Bruselas para elEconomista.es.
Europa no cuenta con un líder que convenza. Un líder, a secas: alguien con fuelle, carisma y, sobre todo, empatía, reconocible por los ciudadanos para encabezar un proyecto que ilusione. ¿Lo encontraremos de aquí a mayo?